Esta semana va a estar cargada de información, de reflexiones de esas que tratan de llevar cualquier cosa a una lista en LinkedIn, que generan muchos memes (que no les digo que no son super creativos) y aunque a veces es inevitable sumarse al ruido (y no se si hasta sano puede llegar a ser para soltar la presión), en esta entrega te comparto historias que me dejaron pensando, sonriendo, y con ideas para construir, así sea un set de Lego.
Una reflexión sobre la creatividad como estructura lúdica (Creatividad en bloque),
una noche inolvidable con Juanes en el Hollywood Bowl, y el descubrimiento de La LOM, una banda que suena a Latinoamérica tocada con alma angelina.
Le añado como siempre un espacio publicitario de exhibición de las cosas que hacemos en nuestro estudio creativo, y Las Cinco de la Mañana en formato playlist, para que los acompañen cinco canciones para comenzar el día.
Pasen y lean. Y si algo les gusta, compártanlo. Así también construimos comunidad.
Creatividad en bloque.
Hace poco, mientras armaba un corazón de Lego para una portada (que luego se convirtió en una camiseta de mi estudio creativo), pensé en lo mucho que ese gesto contenía. Encajar piezas, probar combinaciones, deshacer y volver a hacer. No estaba solo jugando: estaba diseñando, imaginando, construyendo. Y también recordando.
El juego no es solo una forma de entretenerse, sino una estructura mental. Un lenguaje. Una manera de pensar. Y de conectar.
De niños, los bloques de Lego eran libertad: la promesa de crear un castillo, un robot, una ciudad entera. De adultos, siguen siendo una forma poderosa de desbloquear la mente. Tal vez porque entre la presión por innovar, producir y cumplir con deadlines, se nos olvida que la creatividad no siempre aparece en una reunión de brainstorming. A veces aparece en la cocina, cuando pruebas una receta sin seguirla. O en una canción que no sabías que necesitabas. O al volver a jugar.
A mí me destraba la imaginación cosas como escuchar música (no importa si es algo nuevo, algo “clásico”, o algo completamente aleatorio que aparece frente a uno), ver películas, leer, cocinar sin apuro. Pero armar legos tiene algo distinto. Es juego, sí, pero también creación directa. No hay metáfora: estás literalmente construyendo algo que no existía antes, pieza a pieza. Como una idea. Como un diseño. Como una relación.
Por eso me gustó esa frase: “para quienes saben que el amor y el diseño se arman bloque a bloque”. Porque el amor, como el diseño, no se da por sentado. Se construye, se corrige, se adapta. El diseño, ya lo he mencionado muchas veces, no se termina nunca: se abandona cuando cumple su propósito, o cuando nos rendimos. Pero siempre puede volver a empezar.
En mi libro REMIX hablo de cómo toda creación es una combinación: de referencias, de emociones, de vivencias. El corazón de Lego es eso: una forma concreta de mostrar que se puede diseñar desde el juego, desde el afecto, desde lo que parece simple. Pero nada de eso es menor. Porque a veces la mejor manera de resolver un problema, de empezar un proyecto, o de salir de un bloqueo, es volver a jugar.
No porque seamos niños, sino porque seguimos siendo creadores.
Y esta idea aplica también al mundo profesional. Todo ámbito humano se beneficia de la creatividad, pero hay algunos donde es indispensable. En marketing, por ejemplo, no basta con tener los números. Necesitas ideas. Necesitas entender los espacios, las personas, las razones por las que alguien elige tu botella de agua y no otra. Necesitas traducir datos en sentido. Y sentido en valor.
Porque la misión de quien trabaja con creatividad no es solo inventar, es conectar. Relacionar un producto con una idea, una necesidad con una solución, una marca con una emoción real. Y asegurarse de que eso se va a construir, pieza a pieza. Bloque a bloque. Hasta que quede claro por qué eso vale la pena.
Compremos merch.
Corazón de Lego es el nuevo diseño de mi tienda, como siempre en cantidades limitadas. Comprándola para ti o para regalar, apoyas la creación de contenido independiente y te llevas un fashion statement.
Si usas el código MODULOR, además tienes un 10% de descuento.
Una noche con Juanes en el Hollywood Bowl
La semana pasada fuimos al concierto de Juanes en el Hollywood Bowl. Una noche inolvidable, en uno de mis lugares favoritos, un legendario anfiteatro al aire libre, con sillas de madera.
Antes de que comenzara el show, el encargado de ambientar fue DJ El Marchante, un venezolano que vive entre Caracas y Los Ángeles, y que se ha dedicado a investigar, recopilar, difundir y mezclar música hecha en Latinoamérica y el Caribe. Genial.
Luego fue el turno de descubrir a LA LOM (The Los Angeles League of Musicians), una banda que mezcla cumbia, chicha peruana y bolero mexicano en un sonido que, si me permiten la referencia cruzada, me recordó a Urge Overkill versionando a Neil Diamond para Pulp Fiction. En resumen: brutales.
Y entonces, comenzó Juanes. Un concierto fabuloso, lleno de energía y talento, en el que nos llevó por su historia musical entre clásicos propios y ajenos, desde Persiana Americana de Soda Stereo hasta Querida de Juan Gabriel. En un momento, tomó una guitarra acústica, bajó del escenario y, con ayuda de seguridad, caminó hasta el centro del anfiteatro (¡con casi 20.000 personas!) para cantar entre la gente. Le dedicó un tema a su hija Paloma, que lo acompañaba en la gira, y otro a los inmigrantes, aunque todo el concierto tenía una fuerte carga dedicatoria al esfuerzo, corazón, lucha del inmigrante. Contó cómo llegó por primera vez a Los Ángeles en 1996, cómo firmó aquí su primer contrato musical, y cómo desde entonces su vida cambió para siempre.
Un rato antes del show, le decía a mi esposa que me sentía un poco como en los tiempos en que uno iba a El León, aquella cervecería con terraza en Caracas donde te podías sentar junto a gente de cualquier clase social, región o pensamiento, todos comiendo tequeños y tomando cerveza (o unas pizzas rarísimas que, ya entrada la noche, te salvaban. Esa sensación de estar rodeado de una comunidad diversa, vibrante, y viva.
Y es que eso es lo que hace especial a este país (y a todos los países y lugares que lo entienden así): la diversidad. Un país encontrado, fundado, diseñado y construido por inmigrantes de todas partes del mundo. Sabemos que nadie emigra por gusto. Cada quien carga su historia, sus logros diarios, su nostalgia, su lucha. Pero también su fuerza, su cultura, sus ganas de aprender y de sumar.
Como inmigrantes, no buscamos ser ni hacernos las víctimas, nada más alejado de eso. Solo el espacio para hacer vida, compartir lo que somos, aprender lo que son los demás. Desde el idioma hasta las costumbres.
Sin renunciar a lo nuestro, pero abiertos a lo nuevo. Porque no hay regalo más grande para un país que alguien del otro lado del mundo quiera ir a construir su hogar allí.
En mi casa decimos siempre: hogar es donde hacemos nuestras arepas. Y hoy, más que nunca, me siento orgulloso de mi origen... y también de ser parte de este país que nos abrió las puertas cuando lo necesitábamos.
Gracias, Juanes, por recordarnos todo esto con tu música y tu humanidad. Y gracias al Hollywood Bowl por ese cartel que tiene a Juanes un día, a Sting el otro, a Diana Ross el fin de semana que viene, y a Rawayana en una fiesta playera este año. Eso es diversidad. Y eso, también, es lo que hace grande a la humanidad.
Para escuchar: La LOM.
Esta semana les recomiendo algo para escuchar que descubrí hace días nomás. La LOM (abreviatura de The Los Angeles League of Musicians) es un trío instrumental nacido en Los Ángeles formado por Zac Sokolow (guitarra), Jake Faulkner (bajo) y Nicholas Baker (percusión). Además de sus raíces en la cumbia sonidera y el chicha peruano, el grupo reimagina baladas soul y boleros clásicos de los 50s y 60s, mezclándolos con ecos del country de Bakersfield y el aperitivo surf-rock que evoca las viejas emisoras de LA. Su álbum debut homónimo, producido por Elliot Bergman (conocido por su trabajo con Cage the Elephant y Wild Belle), ofrece una experiencia instrumental rica, cinematográfica y retro que combina texturas cálidas (marimbas, violines y órganos) con una base rítmica contagiosa.
Lo que comenzó como música ligera para el lobby del Roosevelt Hotel se transformó en un conjunto que hoy llena salas, se codea con Vampire Weekend y ha sido firmado por Verve Records. Su sonido, orgánico y auténtico, no solo celebra la diversidad cultural de la ciudad sino que también evoca ese anhelo nostálgico de madrugada angelina: un equilibrio entre elegancia y desenfado, ideal para acompañar atardeceres, terrazas o cualquier momento en el que se quiera sentir esa fusión de raíces latinas con espíritu americano.
Más información en su sitio web y en sus redes sociales.
Es momento de un nuevo playlist.
Las Cinco de la Mañana regresó en forma de playlist, y la selección de esta semana obviamente tiene a los genios de La LOM, a Juanes, a Billie Eilish, a Sublime y a los New Radicals. Genial para comenzar la semana.
Lo encuentras tanto en Apple Music como en Spotify.
Este newsletter se sostiene básicamente con café y música, con los comentarios que me envían cada vez que algo de lo que escribo resuena con ustedes, y con sus subscripciones, gratuitas o de pago.
Puedes apoyar este proyecto aquí en Substack, en Patreón y hasta en mi tienda comprando el merch exclusivo que diseño.