¡El último del año!
Muchas gracias por leerme este 2025, ¡nos leemos en 2026!
Leer, comer, descansar, compartir con la gente querida que está cerca, conversar con la gente querida que está lejos (sea por teléfono, por sms, email, chat de cualquier sabor), jugar Civilization, armar Legos, escuchar música, ver Die Hard/Duro de Matar el 25, ver el final de Stranger Things, “hacer nada”, sacar de la caja esos creyones que compraste hace tres meses…repetir. Eso es lo que se hace en este espacio misterioso donde el tiempo es elástico, entre el 24 y el 31 de diciembre.
Por nuestra salud mental, es bueno entender que es algo que está bien, que es el espacio de reseteo de nuestra mente…mira, diría que de nuestra alma también. Cada quien tiene su rutina de salud mental para estos días en los que no sabemos si es lunes, jueves, domingo. En la mía se incluye todo eso y cocinar, especialmente todo el confort food de mi vida, y que acá en California no hay en todas las esquinas. Cachitos, golfeados, bombas, pasta seca, pan de jamón, hallacas, churros, empanadas de cazón, “arroz chino venezolano”, ensalada de gallina, pernil y todos los subproductos de ese pernil gigante (arepas de pernil, sandwiches de pernil, y todo lo que se te ocurra con pernil). Eso he estado haciendo, y compartiéndolo con mi familia, así como se que ustedes han estado haciendo con las suyas.
Otra de las cosas que hago porque es un gran gusto y por salud mental, es escribir. Este espacio en particular se ha convertido en un lugar para “disciplinar” mi necesidad de escribir, de compartir lo que escribo, ahora que las redes sociales pasaron a ser solo un medio del “broadcast generation”, un lugar 99% transaccional donde “si no le estás dando like no me importas”, donde se prefiere generar mil discusiones a punta de clickbait, que dos conversaciones de verdad. Tengo la suerte de mantener y seguir descubriendo relaciones de calidad en este mundo digital que nos llena de ruido, pero que a la vez nos permite mantener contacto con otros que quieren leernos, que quieren escucharnos, y uno a ellos.
Esta mañana le decía eso a un amigo, de esos a quienes no conozco personalmente pero que aprecio mucho, que dentro de todo este doomscroling uno va teniendo ganas de desconectarse totalmente, pero lo importante no es irse a ese extremo, sino entender que no hay que estar conectado 24/7 (aunque parezca), y seguir compartiendo, seguir creando, sea lo que sea que estés creando, así sea un dibujo con creyones, una canción, un poema, un libro, una idea, lo que sea.
Es el último mensaje de este año, así que les quería agradecer estar acá, que siguen leyendo esto, que siguen haciéndome saber que leen esto y que les interesa. Parafraseando a Camus, que en medio del caos haya dentro de ustedes una calma invencible, y que no importa lo duro que el mundo empuje en contra, siempre haya dentro de ustedes algo mejor empujando de vuelta.
¡Gracias por leerme en el 2025, nos seguimos leyendo en el 2026!
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