Esta semana estuve pensando en las cosas que nos mueven a crear, en cómo cambia lo que hacemos (y lo que somos) cuando entendemos de dónde vienen nuestras ideas, nuestras pasiones, incluso nuestras pequeñas obsesiones.
A veces todo empieza con algo tan simple como una fila virtual a las tres de la mañana, o una canción noventera con un nombre extraño, o el impulso de hacer algo diferente aunque no sepamos todavía si va a funcionar.
Crear no es un acto aislado. Es parte de un ciclo: recibimos, mezclamos, reinventamos, y en el proceso, nos transformamos.
Hoy quiero compartirte tres momentos donde descubrí que crear, agradecer y evolucionar no son caminos distintos. Son parte del mismo viaje.
Hace diez años, a las tres de la mañana, estaba en la fila virtual para comprar el primer Apple Watch. No lo necesitaba. Lo quería. Quería probar cómo se sentía el futuro en la muñeca.
Lo que elegimos construir
Mi primer "smartwatch" había sido un Casio Databank. Luego apoyé Pebble en la era del crowdfunding, disfruté del Pebble Color, y con el Apple Watch, cambié no solo el reloj que usaba, sino también la forma en la que me relacionaba con la tecnología.
Pasé del asombro por recibir mensajes en la muñeca al uso consciente de un dispositivo para registrar salud, movimiento, pequeñas rutinas.
Los objetos no solo cuentan lo que hacemos. También cuentan cómo vamos cambiando con ellos.
Y aunque a veces parezca que crear o innovar es inventarlo todo desde cero, en realidad estamos construyendo sobre lo que otros pusieron en nuestro camino.
Lo que damos (y de dónde viene)
La primera vez que escuché Kiss Me no sabía que la banda se llamaba Sixpence None the Richer. Ni que su nombre venía de una imagen tan poderosa: un niño que pide seis peniques a su padre para comprarle un regalo, sabiendo que todo lo que da, en realidad, primero lo recibió.
Crear es algo parecido. No es un acto puramente original: es un gesto de gratitud.
Cada idea, cada proyecto, cada paso adelante se construye con herramientas que alguien antes puso en nuestras manos: maestros, amigos, experiencias, tropiezos.
Por eso la creatividad no es solo un talento raro que unos tienen y otros no.
Es una habilidad que se entrena, que se enriquece cuando haces conexiones inesperadas, cuestionas lo establecido y te permites crear antes de juzgar.
No se trata de esperar una gran idea. Se trata de reconocer que ya tienes en ti todas las piezas.
Solo tienes que atreverte a verlas, mezclarlas y darles forma.
No se empieza desde cero.
La próxima vez que te encuentres dudando si tienes algo para aportar, piensa en esto:
No estás empezando desde cero. Estás continuando una historia.
Y como en cualquier buena historia, lo que importa no es solo lo que recibimos, sino lo que elegimos hacer con ello.
REMIX: Para conectar los puntos.
La creatividad no se trata solo de trabajar más duro, sino de jugar con las ideas hasta que algo haga clic.
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Recomendación de la semana: Light & Magic (Disney+)
Esta semana empecé a ver Light & Magic, el documental sobre cómo George Lucas fundó Industrial Light & Magic para crear los efectos de Star Wars.
Con apenas el primer episodio quedé prendado. No solo cuenta la historia técnica de los efectos especiales: cuenta cómo Lucas buscó a personas que pudieran ayudarlo a completar su visión, a través de sus propios talentos.
Y esas personas, a su vez, tomaron piezas de cosas que ya existían (motores, cámaras, mecanismos) y las transformaron en algo que nunca se había visto.
Es la historia perfecta de "lo hicimos porque no sabíamos que era imposible", y también el mejor recordatorio de todo lo que venimos diciendo hoy:
No empezamos de cero. Incluso cuando creamos lo nunca visto, lo hacemos de pie sobre los sueños, las ideas y las herramientas de quienes vinieron antes.
Si te gusta la creatividad, la innovación y las buenas historias de equipo, este documental es imperdible.